Trufa estaba sola cerca del puente de Cervantes, llevaba una cuerda como collar, sin chip y con mucho miedo.
Es todavía un cachorro, a sus diez meses ya ha visto el lado malo del ser humano, pero estamos seguros que pronto encontrará un hogar donde la querrán como se merece.
Es una perra simpática y divertida, le encanta jugar con otros perros. Un poco tímida al principio, pero pasado ese primer momento solo quiere que la acaricien y la quieran.
Trufa es de tamaño medio, pero con mucha energía que, unido a su juventud la hace un remolino.