Luna corría por las calles, estaba herida, tenía miedo y muchos parásitos.
La verdad es que lo ha pasado mal, dos brotes de leishmania que casi la llevan a la muerte, pero sigue allí, con nosotros, es una luchadora nata que necesita un hogar.
Es divertida, cariñosa, obediente, pero tiene un carácter fuerte con otros perros.
Luna debido a su leishmaniosis necesita tratamiento de por vida, por lo que la protectora tendrá muy en cuenta las características del adoptante antes de darla en adopción.