Codi fuimos a recogerlo por la zona del río. Estaba escondido entre los setos muerto de miedo. Cuando lo subimos al albergue su mirada daba ganas de llorar, creo que nunca hemos visto tanto miedo en una mirada.
El es genial, juguetón, obediente, cariñoso. Le gusta mucho jugar con otros perros, pero sobre todo le gusta el contacto humano.
Codi padece leishmania y debe llevar un tratamiento y unos controles de la misma, probablemente de por vida, por lo que tiene que ser tenido en cuenta a la hora de plantearse su adopción.
También es una raza de las consideradas potencialmente peligrosas, por lo que necesitará el posible adoptante la licencia, seguro, etc.
Tanto en esta como en las adopciones de este tipo de perros, la protectora tendrá en cuenta requisitos especiales para su adopción.