A Vive le pusimos este nombre porque cuando llegó a la protectora parecía que le había pasado un tren por encima. Estaba herido, famélico y con mucho, mucho miedo.
Tras curarle y hacerle pruebas descubrieron que era leishmania, la cuál se le trató y a fecha de hoy no necesita tratamiento alguno, únicamente los análisis que cualquier tipo de perro con esta enfermedad requieren.
Vive es un perro fantástico, tamaño medio, simpático, obediente y juguetón. Le encanta salir a jugar y quitarle el premio a su compañera cuando vuelve a la jaula.