Fosc, otro de nuestros tesoros, no se puede ser tan buen animal. Alguien lo encontró, no sabemos donde, y lo dejaron en el depósito de vehículos de la Policía Local. Cuando entró al albergue era algo tímido y le costó un poco relacionarse con todos los perros que salían a jugar con él. Con el tiempo él ha aprendido que los cachorros son un poco pesados y les aguanta todo lo que le quieren hacer y con los adultos juega a la pelota y a correr.
Es uno de los perros que va con los voluntarios a dar charlas a los colegios y que nos ha acompañado a visitar a las personas mayores.
Es afable, cariñoso, obediente, juguetón y enormemente adorable.